El viento como aliado energético de Bolivia - El Periódico 10-9-25

En tiempos en que el cambio climático impone nuevos desafíos y la matriz energética mundial se encuentra en plena transición, Bolivia tiene frente a sí una oportunidad que no puede desaprovechar: el desarrollo de la energía eólica.

Nuestro país, tradicionalmente dependiente de los hidrocarburos y con un creciente consumo eléctrico, dispone de una fuente natural limpia e inagotable: el viento. Regiones como Santa Cruz, Cochabamba, Tarija y La Paz ya han demostrado, a través de proyectos piloto y parques en funcionamiento, que es posible generar electricidad de forma sostenible, reduciendo la dependencia del gas natural y, al mismo tiempo, mitigando el impacto ambiental.

Los beneficios son múltiples. Desde el punto de vista económico, la energía eólica permite diversificar la matriz y garantizar seguridad energética en el mediano plazo, sobre todo en un contexto de reducción de reservas de gas. Además, disminuye los costos de generación una vez instalados los equipos, ya que no requiere insumos importados ni combustibles fósiles. Socialmente, abre la posibilidad de electrificar comunidades alejadas, donde tender líneas convencionales resulta costoso e inviable. Y desde lo ambiental, contribuye a reducir emisiones de gases de efecto invernadero, alineando a Bolivia con los compromisos internacionales de sostenibilidad.

El viento, sin embargo, no soplará por sí solo en favor del país. Se requiere de planificación estatal, incentivos a la inversión privada, investigación tecnológica y, sobre todo, visión de futuro. Apostar por la energía eólica no significa renunciar al gas o la hidroeléctrica, sino integrarlos en un sistema más equilibrado, moderno y menos vulnerable a las fluctuaciones del mercado y de la naturaleza.

Bolivia, con su geografía diversa y su potencial energético aún inexplorado, tiene la posibilidad de convertir al viento en un pilar de desarrollo sostenible.