Europa planea subastar 45 GW de eólica marina en 2025, mientras España sigue a la espera

En los últimos tiempos, el sector de la eólica parece envuelto en un clima de incertidumbre y escepticismo. La expansión de nuevas instalaciones avanza a un ritmo inferior al esperado, mientras que el panorama político añade más desafíos: en Estados Unidos, los recientes comicios no presagian un futuro prometedor para la industria, y en Europa, los aerogeneradores se han convertido en un foco de polarización en ciertos sectores políticos.

En medio de todo este revuelo, la eólica marina enfrenta aún mayores dificultades que su contraparte terrestre. A la influencia política se suman los recientes fracasos en subastas y los desafíos internos del sector, incluidos problemas de calidad que han puesto en jaque su desarrollo.

Todo esto ocurre en un contexto de creciente presión financiera, marcado por el aumento de costes en la cadena de suministro y el alza de los tipos de interés, factores especialmente críticos en un sector con una elevada intensidad de capital.

2025, un año récord en Europa para las subastas de eólica marina

A pesar de los desafíos y la incertidumbre, los datos muestran una realidad muy diferente. Un análisis realizado por S&P Global Commodity Insights revela que Europa planea subastar 45 GW de eólica marina este mismo año, lo que convertirá a 2025 en el año con mayor capacidad subastada en la historia del sector. Estas subastas son un hito clave en el desarrollo de cualquier proyecto, ya que proporcionan estabilidad y visibilidad en los ingresos, factores esenciales para garantizar su viabilidad económica.

Para ponerlo en perspectiva, en 2024 se adjudicaron 20 GW, marcando un año récord para el sector. Así que incluso con una modesta tasa de éxito de apenas el 50%, Europa podría alcanzar otro máximo histórico en 2025. No obstante, se espera que la tasa de éxito sea superior, ya que el sector ha aprendido valiosas lecciones de las subastas desiertas anteriores, lo que debería mejorar la adjudicación de proyectos.

Diseño de subastas por países

Cada país adopta una estrategia diferente en el diseño de las subastas lo que influye directamente en su atractivo para los desarrolladores según el nivel de riesgo que estén dispuestos a asumir.

Por ejemplo, en Alemania y los Países Bajos, las licitaciones no ofrecen apoyo gubernamental en los ingresos por la energía vendida, pero sí cubren el coste de la infraestructura de conexión a la red, que es gestionada y desarrollada por el operador del sistema de transporte. Esta diferencia en los modelos de subasta puede determinar la participación de inversores y la viabilidad de los proyectos en cada mercado.

Por el contrario, la subasta inaugural de Noruega otorgó al ganador un contrato por diferencia (CFD) de 15 años, asegurando una estabilidad en los ingresos, pero sin incluir la conexión a la red, que debe ser construida y financiada por los propios desarrolladores. Los contratos por diferencia se están consolidando como un mecanismo clave para impulsar los proyectos de eólica marina, ya que permiten a los promotores mitigar la volatilidad del mercado eléctrico y garantizar un flujo de ingresos más predecible.

Francia, Reino Unido y Alemania lideran el volumen a subastar

Francia lidera el despliegue con prácticamente un tercio de las subastas previstas (entre 14 y 14,6 GW), en un ambicioso esfuerzo por consolidarse entre los principales países europeos en eólica marina. De hecho, la mayor subasta programada para 2025 en Europa es la  AO10 de Francia, prevista para lanzarse a principios de este mismo año y que busca adjudicar más de 9 GW de capacidad eólica tanto de base fija como flotante.

En ese selecto club grupo figuran también Reino Unido, Alemania y Países bajos, que planean subastar entre 8,5 y10,5 GW, 4,5 GW y 3 GW respectivamente.

Por otro lado estarían los países que podríamos llamar emergentes, con Polonia a la cabeza. El país planea subastar 4 GW, un paso significativo en su transición energética, especialmente considerando que gran parte de su generación eléctrica aún depende del carbón.

Otros actores emergentes también comienzan a ganar protagonismo en el panorama de la eólica marina. Finlandia prevé subastar 3 GW, mientras que Italia apuesta por la tecnología flotante con 950 MW programados. En el Báltico, Estonia y Lituania avanzan en sus planes con entre 1,6 y 1,9 GW y 700 MW previstos, respectivamente.

Las grandes ausencias

Las grandes ausencias de los datos compartidos por S&P Global Commodity son España, Portugal y Suecia. A pesar de su potencial en eólica marina, estos países no figuran entre los que han programado subastas significativas para 2025.

Suecia cancelaba recientemente 13 parques eólicos en el Báltico debido a preocupaciones sobre la seguridad y la creciente amenaza rusa, lo que ha llevado al país a replantear su normativa para el desarrollo de parques offshore.

Por su parte, España y Portugal, aunque han venido anunciando posibles subastas de eólica marina, siguen acumulando retrasos. La incertidumbre en torno a la eólica flotante, que aún es una tecnología en fase incipiente, parece ser un factor determinante en esta demora. A pesar del potencial de ambos países, la falta de claridad regulatoria continúa frenando su despegue en este sector.

En el caso de España, el gobierno aprobó en septiembre de 2024 la regulación para el desarrollo de la eólica marina, un paso clave para impulsar el sector. Sin embargo, aún no se ha anunciado la convocatoria de subastas, lo que mantiene en vilo a los desarrolladores y genera incertidumbre sobre el ritmo real de implementación de esta tecnología en el país.

Lo que si se conoces es que la normativa busca agilizar el desarrollo mediante un enfoque integrado, otorgando simultáneamente, a través de un proceso de concurrencia competitiva: el régimen económico(CFD o similar), la capacidad de acceso a la red y la concesión de uso del dominio público marítimo-terrestre.

Todo indica que la primera subasta de eólica marina en España se celebrará en Gran Canaria, con una capacidad estimada entre 200 y 300 MW. Aunque esta cifra es modesta en comparación con los volúmenes licitados en otros países europeos, representa un hito significativo para el sistema eléctrico canario, donde la integración de energías renovables es clave para reducir la dependencia de combustibles fósiles.