Latinoamérica enfrenta una crisis energética sin precedentes

Latinoamérica se enfrenta a una crisis energética sin precedentes, caracterizada por apagones prolongados, sequías históricas y redes eléctricas que están al borde del colapso. Desde cortes de hasta 10 horas diarias en Ecuador, agravados por la falta de suministro desde Colombia, hasta apagones de 20 horas en Cuba, que muestran la obsolescencia de su infraestructura, la región vive un sistema energético debilitado.

Aunque la crisis energética impacta de diferentes maneras a los países de América Latina, hay un patrón común que agrava la situación: la falta de inversiones y el efecto de la crisis climática.

Apagones en Ecuador

Ecuador está atravesando una crisis energética debido a su dependencia de las centrales hidroeléctricas, que representan el 72 % de la matriz energética nacional. Las sequías han llevado al país a implementar apagones programados de hasta 10 horas al día desde septiembre, y se espera que esta situación persista hasta enero.

Colombia, que anteriormente exportaba electricidad a Ecuador, dejó de hacerlo en octubre debido a su propia crisis energética. Hasta ahora, Ecuador ha podido alquilar una planta flotante de 100 megavatios de la empresa turca Karpowership, lo que representa menos del 10 % del déficit de más de 1.000 megavatios que enfrenta el país.

Crisis energética en Cuba

Cuba también está sufriendo una profunda crisis energética, la peor en años, con déficits de hasta el 50 %. Esto significa que 5 de cada 10 bombillas del país se apagan por la falta de electricidad. En algunos municipios, los apagones alcanzan hasta 20 horas diarias.

La red de generación en Cuba está obsoleta, con 7 centrales termoeléctricas construidas hace más de 40 años, de las cuales varias unidades estaban fuera de servicio recientemente debido a averías. El consultor Emilio Romero estima que se necesitarán 10.000 millones de dólares para modernizar el sistema.

El director general de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas, Lázaro Guerra, comentó a EFE que esa cifra «no era disparatada», aunque no proporcionó datos propios.

Situación en Brasil

En Brasil, la peor sequía en 74 años ha reducido considerablemente el nivel de los embalses de las hidroeléctricas, que son responsables de la mayor parte de la energía del país. Las 3 grandes hidroeléctricas de la Amazonía (Belo Monte, Santo Antonio y Jirau) están operando entre el 3 % y el 10 % de su capacidad.

En respuesta a esta crisis, el Gobierno ha activado plantas térmicas alimentadas con gas y diésel. La participación de las hidroeléctricas ha caído del 74,5 % en marzo al 43,5 % en octubre, mientras que la generación térmica ha aumentado del 5,6 % al 18,7 %. Aunque el Gobierno descarta la posibilidad de apagones, no considera necesario reinstaurar el horario de verano para ahorrar energía.

Dependencia energética en México

En México, se registraron apagones significativos en mayo debido a una ola de calor que incrementó la demanda energética, afectando a 18 de los 32 estados del país. Esta situación pone de manifiesto la vulnerabilidad del sistema energético, que depende de la generación hidroeléctrica y del gas natural, del cual importa el 70 % de Estados Unidos.

La nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, ha recibido críticas por priorizar la energía de hidrocarburos en detrimento de fuentes más limpias y sostenibles.

Plan de Argentina para evitar apagones

En Argentina, el Gobierno de Javier Milei ha anunciado el Plan Verano 2024-2025 para evitar apagones durante la temporada estival. El sistema eléctrico está «al borde del colapso» debido a la falta de inversiones y mantenimiento en las últimas 2 décadas.

Venezuela enfrenta fallas diarias en el suministro eléctrico, especialmente en regiones alejadas de Caracas. Aunque el Gobierno culpa a la oposición, los militares vigilan las instalaciones. Los expertos atribuyen el problema a la mala gestión y la falta de mantenimiento.

A pesar de la crisis, Venezuela se presenta como un país clave para la estabilidad energética global, ya que cuenta con las mayores reservas de crudo del mundo y una de las mayores de gas.

Condiciones en Colombia y Bolivia

En Colombia, el nivel de los embalses se encuentra 16 puntos por debajo de la media, lo que ha llevado al Ministerio de Energía a activar la generación térmica y poner en marcha un plan de medidas anticrisis. «No hay riesgo de un apagón energético», asegura el Ministerio.

Bolivia, que el año pasado recibió 875 millones de dólares por exportaciones de gas a Argentina, no le envía gas desde septiembre debido a la disminución de sus reservas. Para aumentar las reservas energéticas, se están invirtiendo 100 millones de dólares en la exploración y explotación en la región de Santa Cruz, con el objetivo de duplicar la capacidad de generación eléctrica a 6.773 megavatios para 2033.

Resiliencia energética en Chile

Chile se mantiene resiliente en la crisis energética gracias a su capacidad instalada de energía solar y eólica, pero enfrenta desafíos para estabilizar su suministro debido a la dependencia del gas natural argentino.

Mientras tanto, Perú atraviesa problemas de suministro energético en sus zonas rurales, donde los apagones afectan principalmente a las comunidades andinas y amazónicas, limitando el acceso a servicios básicos.

Desafíos en Honduras y Nicaragua

En Honduras, los altos costos de la energía eléctrica y la falta de infraestructura adecuada siguen afectando a miles de hogares, con cortes de suministro intermitentes que se intensifican en las zonas más vulnerables.

A finales de 2023, la capacidad de generación eléctrica en Nicaragua era de 1.648,7 megavatios, con una demanda máxima de 808,07 megavatios. La capacidad instalada incluye 888,3 megavatios de fuentes no renovables y 760,4 megavatios de renovables (hidroeléctrica, geotérmica, eólica, biomasa y solar). El país tiene un gran potencial hidroeléctrico, pero ha aprovechado menos del 5 %.

Situación en Uruguay y Puerto Rico

Uruguay, un país que posee una matriz energética predominantemente renovable, ha logrado evitar apagones, pero sufre por el aumento en los precios de importación de electricidad desde Brasil durante los períodos de sequía.

En el caso de Puerto Rico, uno de los retos es la recuperación de la infraestructura eléctrica tras los huracanes, lo cual se suma a los apagones frecuentes debido a una red envejecida y mal mantenida.