¿Hacia el racionamiento de electricidad y gas? - Jornada 17-06-2025

Un futuro incierto se cierne sobre el país con el riesgo de racionamiento de energía eléctrica, gas domiciliario, gas industrial y vehicular, además de la escasez de combustibles. Los especialistas advierten que la dependencia del gas natural para sostener la política energética puede derivar en consecuencias muy complicadas para la economía y para los hogares de los bolivianos. Los candidatos a la Presidencia del Estado para las elecciones de agosto, deberían tomar muy en serio la prevención que realizaron la Sociedad de Ingenieros de Bolivia, el Colegio de Ingenieros Electricistas y Electrónicos de Bolivia (CIEEB), el Colegio de Ingenieros Petroleros y Energías, y otras instituciones especializadas, que proponen medidas urgentes para evitar que se llegue a una situación de crisis. Encontrar más campos de hidrocarburos o cambiar la matriz energética por energías renovables es ahora el objetivo principal, de lo contrario, Bolivia tendrá que importar gas natural, petróleo y sus derivados a un costo imposible de sostener.

La Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB) ha lanzado una seria advertencia sobre el futuro energético del país: en un plazo no mayor a cinco años, Bolivia podría convertirse en un país importador de gas, lo que profundizaría aún más la crisis de abastecimiento de combustibles y elevaría los costos para el Estado y la población. Las cifras son alarmantes: actualmente Bolivia cuenta con solo 4.5 TCF de reservas de gas natural, con un consumo anual de aproximadamente 0.7 TCF. La producción diaria de 30 millones de metros cúbicos se reparte entre el mercado interno y externo, pero el 70% de la generación eléctrica aún depende de termoeléctricas que consumen gas subvencionado. El portal eju.tv utilizando como fuente Asuntos Centrales difundió varios informes especializados que alertan sobre esta situación.

A estos riesgos se suma la elevada importación de diésel y gasolina: el 90% del diésel y el 60% de la gasolina que se consume en Bolivia son importados, a pesar de contar con refinerías subutilizadas. Según Roly Mancilla, presidente de la Sociedad de Ingenieros de Santa Cruz, «si el país importara crudo y no combustible refinado, se podría reducir el costo por litro a la mitad y ahorrar hasta 700 millones de dólares al año». Otra propuesta clave es el uso de poliductos nacionales, para sustituir el transporte por cisternas, lo cual representa un ahorro adicional de 200 millones de dólares anuales. Los ingenieros proponen una estrategia integral que combine reformas legales, eficiencia operativa y transición hacia energías renovables. Advierten que seguir improvisando en políticas energéticas podría llevar a un colapso económico en pocos años.

A través de su presidente, Pascual Velásquez, y del ingeniero Carlos Zabaleta, presidente del Colegio de Ingenieros Petroleros y Energías de Bolivia, la entidad presentó un diagnóstico técnico durante la Cumbre Energética Bolivia 2025, realizada recientemente en Santa Cruz. Especialistas nacionales e internacionales analizaron tres ejes: hidrocarburos, energías renovables y litio. En ese marco, Zabaleta informó que al cierre de 2023 Bolivia contaba con 4,5 TCF de reservas probadas de gas natural, frente a un consumo interno y externo anual de 0,7 TCF. De mantenerse esa tendencia, el país podría dejar de ser exportador y convertirse en importador de gas hacia 2028.

Según Zabaleta, Bolivia se encuentra «en un 8.5 de 10 en nivel de desabastecimiento», lo que representa un nivel crítico, más de 2.000 industrias, el transporte público y hogares que dependen del GLP podrían enfrentar serias dificultades de suministro. Además, advirtió que el 70% de la energía eléctrica nacional proviene de termoeléctricas que funcionan con gas natural. Frente a esta situación, la SIB propuso reactivar proyectos hidroeléctricos como Miguillas y El Bala, que juntos podrían aportar más de 500 megavatios (MW). También destacó otros emprendimientos en estudio, como Los Cintis en Santa Cruz (600 MW) y Carrizal en Tarija (400 MW), además del potencial solar y eólico existente en el altiplano boliviano.

Los ingenieros señalaron como un factor clave para la crisis, la falta de planificación técnica y la politización de los proyectos energéticos. «El fracaso radica en que se toman decisiones políticas por encima de lo técnico», sostuvo Zabaleta. También alertaron sobre el retraso en obras estructurales y la falta de conexión al sistema interconectado nacional. En cuanto a los combustibles líquidos, Velásquez indicó que las refinerías de Santa Cruz y Cochabamba operan actualmente al 38% de su capacidad. Como alternativa, planteó importar crudo para refinarlo localmente, lo que permitiría abastecer hasta el 90% de la gasolina y el 40% del diésel consumido en el país, con un ahorro estimado de 600 millones de dólares anuales. La SIB también propuso actualizar la Ley de Hidrocarburos y reformar la Constitución Política del Estado, con el fin de facilitar la inversión extranjera en exploración, actualmente, menos del 20% de la faja geológica con potencial de hidrocarburos ha sido explorada.